febrero 26, 2018

Topolin

En las técnicas de comercialización moderna se suele llamar “bundle” o “combo” a la combinación de dos productos, en los que uno impulsa la venta del otro. Sin embargo, desde tiempos inmemoriales, las golosinas en nuestro país, traen “regalitos”, pequeños juguetes asociados al carácter de disfrute de la golosina.

Así, en la década del 70 era muy popular el chupetín Topolin, que venía en un sobre de papel muy ordinario, con muy mala impresión. El sabor del chupetín era indescriptible: quedaba en un punto equidistante entre sandía, naranja y vermicelli al fileto. Sin embargo, la generación que por entonces transitaba la niñez recuerda masivamente la sensación de ansiedad al romper el sobre, esperando el juguete. Había un mito: decían que traía unos bigotes postizos que eran la carnada para seguir comprando. Pero, al cierre de esta nota, no ha habido muchos agraciados que afirmen haberlo recibido.


Soldaditos de plástico y cochecitos eran lo máximo a lo que se podía aspirar. Dicen, también, que en algunos kioscos se sigue vendiendo. No menos de una docena de mayoristas de golosinas consultados, no pudieron establecer sin embargo, la veracidad de esa afirmación.

fuente: Minutouno

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